Entre la prudencia y el miedo, en Uruguay, la cultura empresarial predominante maneja el riesgo como la gripe; con quietud y sin salir a la intemperie. Moverse poco para cuidarse mucho, es una táctica razonable en ciertas circunstancias, qué duda cabe. Pero, muchas veces, la seguridad puede radicar en la innovación.
Zarandeados por una crisis económica, cuyo fin se anuncia pero no se ve, las empresas uruguayas deben disponer, por lo menos, de las mismas armas que su competencia. Y la competencia, basta mirar al exterior para verlo, gestiona el riesgo con realismo a la hora de evaluar dónde reside su valor, cuáles son sus activos primordiales y cómo debe protegerlos.
Además de los activos materiales, el valor de los activos intangibles se percibe con mayor claridad.
La marca, la investigación, la singularidad de los recursos humanos, la relación con los clientes, son fuentes de utilidades y fortaleza para las empresas. Un incendio, el hurto de la planta industrial o el derrumbe del edificio comercial, pueden incluso, tener un impacto menor que perder un cliente. La exposición al riesgo, es mayor; tiene más dimensiones que las evidentes.
Asegurar los activos intangibles es un imperativo del mercado, no mera prudencia.
Tenemos la alternativa de asumir o transferir los riesgos; negarlos, ya no está en el menú.
Los seguros sobre los activos materiales, siguen resultando instrumentos imprescindibles. Ocurre que, mal que nos pese, debemos agregar a los costos la contratación de seguros de responsabilidad civil "no tradicionales". Se trata, en general, de seguros diseñados "a medida".
Las empresas dedicadas a actividades que suponen algún grado de contaminación, enfrentan el riesgo, muchas veces impensado, de ser responsabilizadas por daños al medioambiente.
Uruguay, hace diez años que cuenta con una ley ambiental, que no supone la contratación obligatoria de seguros por daño al medioambiente.
Los seguros medioambientales pueden ser exigidos por el gobierno uruguayo para asegurar el cumplimiento de la normativa ambiental, pero esto se hizo en casos excepcionalísimos.
Por ahora, asegurar o no, este tipo de riesgos, continúa siendo una decisión estratégica de las empresas expuestas a riesgos de contaminación.
Varios países de la región procuran aceleradamente contar con un recurso, apuntando a inversores condicionados en origen, al cuidado global del medioambiente. Provenientes por ejemplo, de la Comunidad Europea.
Extraído de: El Observador.
Por: Elisabeth Sosa.
Blogs: http://sosaelisabeth.blogspot.com
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Web: www.elisosa.ws
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